Alexis Camhi

Más allá de la objetiva constatación de que el presupuesto en ciencia en países como Chile es sólo el 0,38 por ciento del PIB, muy por debajo del promedio de 2,4 por ciento de inversión de los países de la OECD en este ámbito, y mucho más lejos  Israel y China, estados en los que esta inversión se instala cerca del 4 por ciento, nos aparece la pregunta de si somos capaces de influir para que el Estado cambie su política al respecto. Pero también vemos lo difícil de cambiar las prioridades en estados con menos recursos y que, sabemos, están en crisis permanente, muchas veces superados mientras intentan responder a una serie de reivindicaciones sociales estructurales, urgentes, donde muchas veces no alcanzan a llegar.

Se sabe que más del 20% de la población mundial vivirá una crisis hídrica. Los empresarios tienen aquí un flanco donde su aporte es muy necesario. Invertir en investigación para, por ejemplo, buscar soluciones para la sequía, la crisis hídrica que está marcando el futuro con un fuerte presente. Vivimos una crisis hídrica que ya denominan megasequía. ¿Cómo podemos desalinizar el agua de mar? (tenemos 4 mil kilómetros de costa). Para desarrollar esa tecnología necesitamos investigación, desarrollo, expertos que nos indican que, por ejemplo, producir un kilo de carne consume 17 veces más agua que producir 1 kilo de maíz.

El avance del desierto hace que la ciencia y la tecnología reciban un impulso que de soluciones como relata este vídeo Cómo Los Chinos Convirtieron Los Desiertos En Jardines Florecientes, o también el caso de cómo Israel transformó el desierto en un verdadero vergel. Y hace unos días compartimos la publicación de DF con el ejemplo de Remote Waters, la startup chilena que permite que localidades rurales accedan a agua potable. O el caso de Rodrigo Mena y su starup We Tech, publicado por La Tercera: “una startup que a través de IoT (Internet de las cosas) monitorea y gestiona equipos y plantas que operan recursos como el agua y el gas, logrando mayor eficiencia”.

El empresario visionario será clave para generar modelos de negocios cuyo propósito sea aportar soluciones, sin que por ello no exista rentabilidad. Es el enfoque de su innovación el que va aportar un bien social pensando en el futuro, en las personas, en el planeta.