Alexis Camhi

Antiguamente a los empresarios les bastaba su experiencia para tomar las grandes decisiones en sus negocios, hoy el futuro se ha vuelto impredecible por lo que hacen falta nuevas competencias para enfrentar los cambios profundos que estamos viviendo. Y la clave está en los jóvenes, cada diez o veinte años se instala una nueva generación de turno, son personas de entre 20 a 30 años –a veces hasta de 40- que vienen con nuevas ideas, traen un nuevo chip, con sus creencias y nuevos valores quieren cambiar el mundo, pero se estrellan contra el establishment siempre custodio del status quo. Pero la historia nos enseña que –más tarde- esas ideas terminan por imponerse en la sociedad, entonces quien observa los valores de las nuevas generaciones  ¡Puede intuir el futuro!

A pesar de la singularidad histórica que vivimos -es la primera generación que ha contado con internet para saltarse a las generaciones anteriores, lo que nunca había sucedido (¿se imaginan a un hippie en Woodstock con un iphone?)- en Estados Unidos, un informe de junio de 2020 de The Washington Post nombró a la generación millennial (cuyas edades fluctúan entre los 26 y los 40 años), como «la más desafortunada en la historia… la primera generación que tuvo acceso a computadoras, teléfonos inteligentes, internet en suma, no están contentos, les cuesta mucho independizarse, obtener buenos ingresos o superar una economía que, en su reinado generacional, ha vivido varias recesiones (2008) y más encima una pandemia”. Por eso, la nota de BBC afirma que “la culpa no es de ellos, sino que del estado de la economía”.

La pandemia, un generalizado estado de descontento social, el profundo cambio de paradigma, los ajustes fiscales, la flexibilización de las normas laborales, la competitividad en el mercado laboral son algunas de las circunstancias que hacen que los millennials tengan una vida profesional en ocasiones más flexible y abierta a la creatividad; otras veces veces más incierta y precaria, según afirma la cadena británica. 

La observación de sus estilos de vida los hace aún más valiosos, por cuanto más allá de la crisis de estabilidad que los golpea, sus valores generacionales, sus inquietudes y avances han posicionado en la agenda del mundo la emergencia climática, la sustentabilidad, la comida sana y la diversidad como valores comunes, que pueden cuestionar  nuestros modelos de negocios, cuando no salvar al planeta.