Alexis Camhi

Cuando tengo que tomar una decisión de negocios, y una vez estimados los números o que el impacto esté controlado, ¿Pondero los resultados que tendrá la decisión en los otros accionistas, clientes, colaboradores, en los proveedores y vecinos? Es probable sea un aspecto a considerar para definir la diferencia entre un empresario en la era de la conciencia y otro que no lo es.

 

El proceso de consciencia es como todo en la vida, se trata de un viaje donde no importa en qué parte estoy, sino en qué dirección me muevo o hacia qué lugar. Esto lógicamente determinará si estoy siendo coherente. De pronto tomamos decisiones que privilegian el beneficio de otros que, en el contexto de la causa acometida o propósito, participan y colaboran en una gestión cuyos beneficios serán compartidos como bien común.

Si midiéramos el nivel de conciencia en la sociedad de hoy no sería difícil identificar que la tendencia post crisis en el mundo es a elevarla y a participar más activamente como agentes de desarrollo y de cambio. Esto nos hace pensar que cada vez que tomo una decisión (en que hay beneficio justo hacia otros) estoy elevando mi conciencia como empresario y gestor, y que cada vez que me privilegio yo por sobre el resto, la estoy disminuyendo. La inercia -no hacer nada o no cuestionarse algunas cosas- sería bajar. Cada vez que no estoy subiendo, estoy bajando.

Trabajamos especialmente para que los empresarios eleven su nivel de conciencia. El mundo está en crisis y necesitamos su notable capacidad de crear soluciones, tan rentables como equitativas, tan innovadoras como colaborativas. Es pensamiento global, aprovechar la tecnología que bajo el paradigma de la abundancia, nos lleva a un propósito donde no es necesario perder para que otros ganen.